Me siento como detrás de rejas, todos los cuerpos son como celdas para mi, como sombrías prisiones, que no poseen tu dogma, que no saben de comisuras siderales, y bajo el agrio apetito del placer no puedo vislumbrar tu figura de niña encantada, y en sus rutas no descubro tus utopías, tus labios de brusca guerrilla, y tan cerca duele, y tan lejos obliga, pero aun en los confines siempre va a ser igual la distancia entre nosotros, igual a la de aquel día, en que los cielos enmudecieron y las lagrimas en todos los ojos del mundo quisieron ser tuyas, y todos los pulsos quisieron ser míos, y fue acaso por que ofrecimos mas de lo que pedimos, quizás por que exageramos de caricias el lugar, de besos invicibles las ventanas empañadas de la ciudad, y ahora podría otorgarle razón a las damas del sur, quizás me quedé allí, acaso ya nunca salí, pacte mi alma en un rincón de tu sonrisa, ceñí mi piel a tus alas, ahogué mis pupilas de adiós y lo negué, y en este hoy que exilia el futuro y se atavía de ayer, en este sudor mezcla tristeza y furia, de desconsuelo y ansias, son necesarios tus ojos calmos, el manso susurro de tu voz diciendo que todo… que todo va a ir bien
7.08.2005
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