6.08.2005

una de terror...

el reino de los niños
El día amanecía gris como tantos otros, el cielo jugaba a las escondidas tras la ruana de nubes y truenos que se extendían hasta el horizonte, una leve brisa despeinaba la ciudad, las calles se notaban famélicas del trajín diario, solo se regalaban a los oídos, llantos, gritos y quiebres en mudas gargantas, solo de a lapsos podían verse grupos de niños corriendo en salvaje tempestad, cargando sangre en la comisura de los labios, sus ojos se veían vacíos, completamente en blanco, ciegos, guiándose solo por olores y sonidos, con una fuerza sobrenatural para sus pequeños cuerpos, matando a cuanto adulto se cruzara en su camino, algo se había apoderado de los niños de todo el mundo, algo los había transformado en monstruos, sicarios sin piedad, los adultos se refugiaban, donde podían, algunos se entregaban aturdidos sin comprender, poco se podía hacer, los que estaban allí afuera eran sus hijos, nietos, sobrinos, pequeños he indefensos niños, transmutados ahora en bestias salvajes, como defenderse? Como curarlos? Que les había ocurrido, nadie poseía respuestas para esta anarquía infernal, para estos millones y millones de infantes acabando con la humanidad, nadie podía atacarlos, eran nada mas niños victimas de alguna rara epidemia que los había enloquecido, con el pasar de los días, los sobrevivientes se agrupaban y refugiaban en lugares seguros, tapiados, donde los atacantes no podían entrar, detrás de las puertas y ventanas trabadas se agolpaban millones de pequeños a lo largo del mundo intentado entrar para continuar con la masacre, los adultos se informaban y comunicaban por radio y por los pocos canales en que sus periodistas atrincherados aun trasmitían y filmaban la grotesca escena desde algunos rascacielos, los jefes de gobiernos intentaban comunicar algo de calma, una calma que se hacia imposible, nunca tan desalentadora tristeza se había posado sobre la humanidad, algunos países habían atrapado niños he intentaban encontrar un cura, cura que simplemente no existía, ni siquiera había forma de calmarlos o dormirlos, ni los sedantes ni anestesias hacían efecto en ellos, ni el frío, ni el calor, solo la sangre, la sed de sangre, de sus padres, abuelo y cuanto adulto viviente en el planeta, poco se podía hacer a esta altura, en una base militar, miles de soldados esperaban listos, armados, preparados para algo que ni siquiera sabían si podrían hacer, de repente en el horizonte, como si de hormigas se tratase, miles y miles de niños avanzan hacia la base, en frenética carrera, vestido de sangre y barro en los rostros, de sus anteriores faenas, los cercos de la base al principio resisten la embestida, pero en poco tiempo ceden, son demasiados, no queda opción, hay que atacar, antes de que lleguen a materiales radioactivos que podrían desatar una catástrofe mayor, todas las tropas abren fuego contra los niños, algunos soldados lloran arrodillados, desconsolados, simplemente algunos no pueden hacerlo, en pocas horas toda la región apesta a muerte, niños por todas partes muertos, despedazados, gritando sus mortales heridas, llorando por ultima ves, la batalla es capturada por las cámaras de periodistas que se protegían en la base, las imágenes no demoran en llegar al mundo, es desolador, nada se puede hacer, algunos soldados se suicidan tras la matanza, otro parecen locos, perdidos, la gente comprende que nadie podría recuperarse de una matanza de esa índole a nivel mundial, todos se miran entre si sin hablar, como comprendiendo la única opción, con los ojos inundados en una mezcla de ira y tremendo dolor, los soldados dejan caer sus armas, la resignación cubre el mundo, la gente deja de sostener la puertas y ventanas, solo reciben la muerte sin dar batalla, los niños avanzan por cada puerta, ventana y hueco posible, en pocos días no queda una sola persona adulta con vida sobre el planea, lo cuerpos son apilados y quemados por los niños como si una fuerza superior los moviera, en horas todo lo que queda son cenizas, se desatan lluvias torrenciales en todo el mundo como si de una limpieza se tratase, la ceniza y la sangre en las calles, en los rostros, en las manos, se van con la lluvia, los ojos vuelven a la normalidad, hay color de nuevo en ellos, las bestias vuelven a ser inocentes niños, que no recuerdan nada de lo ocurrido, en el mundo no queda rastro de los adultos, se ha hecho una limpieza en el planeta, como una oportunidad de comenzar de nuevo, una nueva era empieza, el reino de los niños
andres quintana cardama